Lo que dejó Sudáfrica 2010 (II)



Hubo muchas más cuestiones además de lo mencionado en el post anterior que se destacaron en este Mundial realizado por primera vez en el continente africano. Algunas buenas, otras no tanto y algunas bastante alejadas del fútbol…

Porqué esto es África…

Los africanos tenían la oportunidad de destacarse en el Mundial en su tierra pero muy pocos la aprovecharon. A decir verdad, tan sólo uno: Ghana, que logró acceder a 4tos con un final de película. Pero los demás se quedaron en primera ronda. Costa de Marfil se lamentó por el Grupo que le tocó, junto con Brasil y Portugal; al igual que Sudáfrica, que siendo local lo metieron en una zona casi imposible. Camerún tenía todas la de pasar pero la derrota en el debut con Japón le cambió los planes y sin conseguir un solo punto. Y Nigeria hizo todo lo posible para no pasar. Perdió por la mínima con Argentina y se complicó sola los partidos ante Corea y Grecia. Ninguno, excepto los ghaneses, pudo aprovechar el Mundial en su tierra.

Sudamericanos vs europeos

Mucho se habló del tema durante el Mundial. Y las opiniones fueron variando con el transcurso de los partidos. Al finalizar la primera ronda, los sudamericanos eran potencias mundiales. Todos habían superado la primera ronda, mientras los italianos se quedaban afuera e ingleses pasaban penando, y ya todos imaginaban hasta una semi puramente sudamericana. Pero dos rondas después, todo cambio. De los cuatro mejores, tres fueron europeos. Y la final, cómo en el Mundial anterior, fue netamente del viejo continente. Y todo se dio vuelta. El podio fue todo europeo en el “Mundial de los sudamericanos”.

Figuras impensadas

En un Mundial llenó de cracks que se quedaron sin brillo, algunos jugadores de poco nombre pudieron mostrarse al mundo. Hay tres casos que, a mi criterio, se destacaron más que otros. El más resonante fue el del alemán Özil. El jugador mostró en la presentación del equipo de Low una habilidad poca vista en jugadores teutones y sorprendió a todos. Pero en mi consideración entran dos más. El ghanés Gyan, que llevó a su selección a los cuartos de final y, por esas cosas que tiene el fútbol, terminó siendo el villano en la película dónde era el héroe; y el japonés Honda, que deslumbró a todos con su pegada y enganches de crack. Figuras impensadas que pusieron un poco de fútbol en el Mundial.

El balón celeste

Nadie se hubiera sorprendido si el Balón de Oro al mejor jugador del Mundial se lo llevaba Andrés Iniesta, artífice del título español. Tampoco si era para Xavi o Villa; o para Sneijder en el caso de que la suerte se hubiese volcado del lado holandés. Pero la FIFA decidió premiar, y con mucha justicia, a Diego Forlán, el alma de un equipo que hizo historia en Sudáfrica. Porque Cachavacha sacó agua de las piedras. Llevó a Uruguay, que entró por la puerta chica, a salir por la puerta grande. Amigo incondicional de la criticada Jabulani, transformó en golazos cada uno de sus remates. Cinco goles en siete partidos lo pusieron como uno de los goleadores del Mundial. Y como el mejor jugador. Un premio tan sorpresivo como justo.

El nuevo estilo Alemán

Muchos fueron los alemanes que criticaron a Low por su nueva manera de encarar la selección teutona. Con su idea de citar jugadores nacidos en otros países pero nacionalizados y con un promedio de edad muy bajo, construyó una selección alemana pocas veces vista. Con toque, juego colectivo, defensores que no revoleaban y volantes con mucha creación. Con un juego súper ofensivo y más parecido a España que a su propia historia. Así, convirtió de a cuatro ante Australia, Inglaterra y Argentina, y quedó afuera ante el mejor de todos. Pero se fue del Mundial tercera, con la cabeza bien en alto y con un juego totalmente renovado. Un equipo con mucho futuro.

El heredero del gol

No hay manera de comparar a Gerd Müller. Con 650 goles en su carrera, su figura se puede medir con muy pocos futbolistas. Pero posiblemente en este Mundial estuvimos en presencia de lo que puede ser su sucesor: Thomas Müller. El joven delantero alemán coincide, además del apellido, en algunas cosas con el histórico goleador. Se desempeña en el mismo equipo donde Gerd fue ídolo y fue goleador en su primer Mundial. Con 5 tantos, el joven Müller todavía está lejos, pero con su corta edad todavía tiene varios mundiales por delante. E irá por el record del viejo Müller y, porque no, el de Ronaldo.

Árbitros, en el ojo de la tormenta

Cómo estamos acostumbrados en el fútbol argentino, en el Mundial los árbitros también se desempeñaron de manera horrorosa. Hubo errores groserísimos durante toda la Copa. A Estados Unidos lo perjudicaron ante Eslovenia con un offside inexistente. Mientras que a Argentina la ayudaron no viendo un offside de un metro en el gol de Tévez a México. El gol de Inglaterra no cobrado con Alemania es otro claro ejemplo. Y ni hablar de lo que dejaron pegar a los marfileños ante Brasil o en la final a los holandeses con España. El arbitraje en Sudáfrica, flojo.

Los otros protagonistas

Los futbolistas y los técnicos no fueron los únicos protagonistas del Mundial. Hubo otros que se llevaron muchos flashes sin tocar la pelota. Larissa Riquelme –con ese apellido cualquiera, ja!- se transformó en la novia del Mundial mostrándose entre el público paraguayo. Igual que Sara Carbonero, que como notera y novia de Casillas llenó espacios en tv. Las molestas vuvuzelas fueron tema de conversación tanto como los inútiles datos de Niembro en las trasmisiones de Telefe. Mick Jagger se recibió de piedra alentando por todos los equipos que luego fueron eliminados. Jimmy Jump irrumpió en el campo una vez más para ponerle un gorro catalán a la Copa pero un resbalón lo dejó en ridículo. Y el famoso Pulpo Paul, que se fue invicto con sus predicciones, fue el que más horas de tv se robó durante este Mundial. Todos protagonistas que no tocaron la pelota.

Y de yapa, el video del festejo español con el imperdible show de Pepe Reina. Un verdadero Showman.


Se terminó la Copa del Mundo y nos dejó todo esto para contar. Chau Mundial, chau Sudáfrica. A esperar cuatro años más para visitar Brasil y que se renueve la ilusión mundialista de 32 países.

Lo que dejó Sudáfrica 2010 (I)

Se fue un nuevo Mundial, el primer en África. Cuatro años esperando para unos efímeros treinta días dónde el mundo futbolístico se detiene por completo. Y, como cada vez que se lleva a cabo esta fiesta del fútbol, queda mucho para contar. Un Mundial con todos los condimentos que arrancó de menor a mayor, con partidos muy pobres a partidazos de película. Sorpresas, batacazos, figuras inesperadas, fracasos, curiosidades…

Un nuevo campeón

España no sólo levanto la Copa por primera vez en Sudáfrica y se convirtió en el primer europeo en festejar fuera del continente. Para suerte del fútbol, el equipo de Vicente del Bosque dejó en evidencia dos cosas. Que el “tiki tiki” no solo llena los ojos sino que también las vitrinas. Y enterró, una vez más, la mentira de la diferencia generacional entre técnico y jugadores. El Dt español, que en diciembre cumplirá 60 años, supo consagrar a un grupo que había sido formado por el aún más veterano Luís Aragonés. Ese equipo supo hacer historia brindando un espectáculo a la gente. Y logró lo que nadie había podido: levantar la Copa del Mundo luego de perder en el debut. España no fue un campeón cualquiera.

El Karma de ser segundo

Holanda se quedó otra vez con las ganas. Cómo en 1974 y 1978, con esa camada histórica de jugadores que revolucionaron el fútbol, quedó en segundo lugar. Pero esta vez fue diferente. Está selección no tuvo el brillo de aquellas y llegó con lo justo a una final dónde resigno su juego ante una superior España. Pero tiene cosas de las cuales enorgullecerse. Alcanzó la final ganando todos sus partidos del Mundial, además de los de clasificación, algo que sólo había logrado Brasil en 1970. Tuvo valores altísimos en Sneijder y Robben, de las figuras del Mundial. Y fue un digno subcampeón, que supo eliminar al candidato de todos –Brasil- y cayó ante una selección que hoy parece imbatible. La Copa ya va a llegar.

El invicto soy yo

En este Mundial hubo grandes equipos. Con grandes arqueros, defensores aguerridos, volantes creativos y delanteros con gol. Hubo otros no tan buenos. Pero todos ellos, menos uno, perdieron un partido. Y aunque no haya ganado ninguno tampoco, sorpresivamente, Nueva Zelanda es el único equipo invicto de este Mundial. Producto de sus empates con Eslovaquia, Italia y Paraguay, los neozelandeses terminaron terceros en el Grupo F por delante del que era el último campeón. El orgullo de Oceanía.

Yo le gané al campeón

Es el único que lo puede decir este Mundial. Y sin haber hecho mucho. Porque Suiza, la selección del presidente de la FIFA, no hizo un gran torneo. Tuvo la oportunidad de clasificar. Tan sólo tenía que hacerle más de dos goles a una de las selecciones más débiles de toda la Copa como lo fue Honduras y no lo hizo. Pero lo que sí hizo, fue ganarle al que, días después, terminaría siendo el campeón. Y Suiza puede decir que le ganó al mejor equipo del mundo.

Grandes en deuda

Este Mundial mostró la debacle de varias selecciones que siempre son candidatas. Inglaterra se perfilaba para pelear bien alto, apoyado en sus figuras Lampard y Gerard y su goleador Rooney. Pero no prosperó, pasó la primera ronda a los tumbos y cayó goleado ante Alemania. La misma suerte tuvo Argentina. Ilusionó la primera ronda ante equipos accesibles, se vieron los primeros desajustes ante México y los teutones terminaron con el sueño. El último campeón Italia defraudó al mundo quedando afuera en primera ronda en un grupo más que accesible con equipos como Eslovaquia y Nueva Zelanda. Y a Francia la desbordaron los problemas internos y también se quedó afuera en fase de grupos. Muchos grandes quedaron en deuda.

Figuras sin brillo

De la mano de los fracasos de sus equipos, figuras de primer nivel Mundial en sus clubes hicieron agua con sus selecciones. Cuando el mundo esperaba ver en Sudáfrica a sus ídolos inflar las redes, se encontró con falsas imitaciones de aquellos jugadores que admiraban en las ligas europeas. El Messi de los 47 goles en la temporada se fue virgen. Igual Rooney, que casi ni pateó al arco. Cristiano Ronaldo le dio de comer una vez más a los que dicen que es puro marketing. Drogba y Eto’o no pudieron colaborar para que sus selecciones avancen en el Mundial en su continente. Muchas figuras con poco brillo.

Todo esto y mucho más dejó Sudáfrica 2010. Un sólo post no alcanzó para resumir todo lo que pasó en el Mundial en tierras africanas. En breve la segunda parte. La Copa del Mundo se sigue jugando.

Campeón total

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Ganó el mejor. Cómo pocas veces pasa en este hermoso deporte, que es caprichoso como el balón y muchas veces se ensaña en premiar a los que no se merecen, hoy se hizo justicia. El fútbol está de fiesta. Hay un nuevo campeón.

No era una final más. Había dos naciones que buscaban revalidar sus ideas con un título. Holanda toda su historia, con el recuerdo de grandes jugadores y las dos finales perdidas en 1974 y 1978 ante Alemania y Argentina, respectivamente. Merecían, por historia, tener una estrella por encima de su escudo. España buscaba otra cosa. No era una cuestión histórica lo que debían confirmar. Esta era su primera final –también semifinal- y la historia no exigía un equipo español campeón del mundo. Pero el presente lo pedía a gritos. Y, de algún modo, se hizo justicia.

Hoy no fue todo de España. No fue esos típicos partidos en donde le saca por completo la pelota al rival y lo pasea por toda la cancha. Los de enfrente jugaban y mucho. Tenía tipos como Robben y Sneijder que en una jugada te resolvían el partido. Pero los españoles tuvieron paciencia, arriesgaron y murieron con la suya. Y el tiempo los premió.

Realmente no sé cómo encarar esto. Tengo tantas cosas para decir de este equipo que siento que al querer expresar todo no digo nada. Este blog que en su esencia es sobre Juan Román Riquelme, indefectiblemente lleva puesto la bandera del buen fútbol. Y hoy está de fiesta, como toda la gente que disfruta con el toque y la gambeta, el pase profundo y el cambio de frente preciso, las triangulaciones y las salidas desde abajo. No está bien decir que así se juega a este deporte. Hay muchas maneras de hacerlo. Pero la forma que tiene de encarar el juego el equipo hoy de Vicente del Bosque es, a mi parecer, fantástica. Y la Copa es el mejor premio a un fútbol que intenta jugar a la pelota.

El partido arrancó como se esperaba. España tomando la iniciativa y Holanda esperando. Hubo un factor determinante para entender el desarrollo: el árbitro. En el primer tiempo debió haber echado, mínimo, a De Jong –era roja y cárcel- y a Van Bommel. Este último jugó absolutamente gratis todo el encuentro. La tranquilidad que encontró para pegar con este árbitro fue absoluta. Y a él se sumaron Heitinga –finalmente el único expulsado recién al minuto 18 del suplementario-, Mathijsen, Van der Wiel…Una verdadera cacería que impidió, en parte, un desarrollo normal del encuentro. Así, a España le costó imponer su juego y Holanda se embandero detrás de una bandera que no era la suya. Se limitó a esas acciones, a esperar a los españoles y que sus dos genios futbolísticos, Robben y Sneijder, resolvieran el pletio. Y vaya si pudieron hacerlo. El crack del Bayern tuvo dos mano a mano que difícilmente olvide. Pero en ambos apareció el gran capitán español Iker Casillas para salvar el arco ibérico.

Hubo que esperar hasta el alargue para que el equipo que buscó el título desde el primer minuto de este Mundial se saliera con la suya. Y cómo en las mejores películas de Hollywood, el héroe fue el mejor. El Niño Torres lanzó para un Iniesta que parecía adelantado –aunque no era así-. Cesc Fábregas tomó el rebote del defensor. Hago un parentesis acá. Creo que él hecho de que semejante crack haya mirado casi todo el Mundial desde el banco, pone en evidencia la calidad de jugadores que tiene este equipo. Y qué él mismo haya tomado ese rebote para después habilitar a Iniesta muestra la calidad que había esperando en el banco. Y ahí el genio ejecutó. En ese momento sentí lo que expresa la –mufa- propaganda de Nike. Escribir futuro. Ese es el instante en el que la humanidad pasa a la posteridad. En el momento en que para la pelota, todo lo que viene después, es parte de una historia que se repetirá durante años y años. Domina, deja rodar en el aire la Jabulani y la empalma de volea de arriba hacia abajo. Cuando la pelota infló la red, el fútbol se puso de pié, aplaudió, se emocionó y festejó. El mundo futbolístico se rindió a los pies de una idea. Y de un jugador. El tipo parece un oficinista pero es el mejor del mundo. FIFA deberá dejar de lado a los marketineros y premiar a este inmenso jugador que ya lo ganó y demostró todo. Con la enorme ayuda de su socio Xavi, la calidad de Alonso y el equilibrio de Sergio. Con el desequilibrio de Pedro y la eficacia de Villa. Con la seguridad de Casillas y sus centrales culé Puyol y Piqué. Con las salidas de ese crack que se consagró hoy que es Sergio Ramos y el aporte incondicional de Capdevila en el carril izquierdo. Con los ingresos de Torres, que es parte de este inmenso crecimiento español aunque no lo haya sido en este Mundial, y de Cesc y Navas, baluartes del equipo desde el banco.

Todo eso fue España. Un equipo que trata bien a la pelota, que intenta jugar sin importar el desarrollo y el contexto del partido. Que le gusta ser protagonista y no un invitado ocasional. Que busca siempre ganar. Que no espera, te desespera. Que entiende que al fútbol se juega con la pelota. Es muy difícil resumir todas las sensaciones que generan tanto fútbol. Y a pesar de tantos caracteres tipeados, siento que la idea no está cerrada del todo. Pero lo que importa es una sola cosa: el fútbol está de fiesta.

¡A por ellos!

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¡Qué lindo que es el fútbol! Por suerte, en un Mundial no muy bueno, España nos recordó lo lindo de este deporte. No se guíe por el resultado, para nada. Los gallegos llegaron como candidatos y ya están en la final. Alemania, con la frente en alto pero bailada, por el tercer puesto ante Uruguay. Se nos va el Mundial…

Que fácil es caer en el elogio desmedido en estos casos, pero es casi inevitable. Cuando a uno le gusta el fútbol, y ve algo como lo que se vio hoy, se siente lleno. El partido podía pensarse a priori parejo. Y con dos equipos no tan distintos. Por lo mostrado en este Mundial, Alemania estaba más cerca del fútbol de España que de su propia historia. Y los españoles estaban un poco más lejos de lo que los puso como candidatos al título. Pero España hizo lo que tiene que hacer un candidato: revalidar la chapa ante una potencia. Porqué la historia no la favorecía. Cualquiera podía pensar que le iba a pesar una semifinal y ante los alemanes. También era lógico que pase eso. Pero España doblegó tanto a los teutones como a su propia historia.

El partido fue una real lección de fútbol. España vio los partidos de Alemania ante Inglaterra y Argentina y entendió que no tenía que darle la pelota. Además, los gallegos juegan a eso. Y no se la prestaron ni un rato. Minimizaron a una difícil Alemania al máximo. Con la bocha en tu poder es muy difícil perder. El otro la necesita para crearte peligro. Si no la tiene, no puede. Si la tenés vos, seguramente ganes. Así entienden el fútbol los españoles y vaya si les está dando resultados. Campeones de Europa y finalista del Mundial. También es el triunfo de un proceso. Tanto Aragones como Del Bosque nunca dejaron de lado sus formas. Vivieron y murieron –muy pocas veces- de la misma manera cada partido. Hoy no renunciaron a su estilo y le dieron un verdadero baile a quién nos había sacado de la misma manera –con resultado más abultado- a nosotros y también a los ingleses.

Hacer el uno por uno de los gallegos es contar elogio tras elogio. Desde el arquero a los delanteros, no encuentro flaquezas algunas. Hoy fue todo perfecto. A Iker se lo exigió poco y respondió. Falló una sola vez de arriba y en la única clara de los alemanes tapó una pelota clave. La defensa parece vulnerable pero tiene solo dos goles en contra. Los centrales Piqué y Puyol, compañeros en Barcelona, tienen una ductilidad que sorprende. Son guerreros y te la sacan de taco a la vez. Y como si fuera poco, Tarzán hizo el gol del triunfo con un frentazo letal. La defensa, como debe ser, la completan laterales bien definidos. Ramos luego de Maicon y Alves debe ser el mejor en su puesto. Sube con claridad, mete como ninguno, y se anima en ataque. Capdevilla, tal vez el menos conocido de los once, trae sus subidas desde Villarreal, el único equipo que aportó un jugador en los once que no es ni Barcelona ni Real Madrid. El medio es un lujo. El tridente que forman Xavi, Iniesta y Alonso no tiene desperdicio. Pero para que esos tres jueguen como juegan, necesitan de un Sergio Busquets. De trabajo silencioso, voluntarioso y de gran pie, Sergio juega, marca y le da la chance a los otros tres que jueguen libremente. Y vaya si ellos lo hacen. Hoy Xabi Alonso jugó uno de sus mejores partidos. Distribuyó, corrió y se cansó de patear. El taco que mete para lo que debería haber sido el segundo gol –centro atrás de Iniesta y Villa no llega por poco- hizo que me parara y aplaudiera. Xavi y el Cerebro ya no me sorprenden. Mientras todos me decían que Messi era el mejor del mundo –para mi es el más desequilibrante en los últimos 25 metros -, siempre me la jugué por estos dos. Hoy me demostraron una vez más que son dos monstruos. Ambos tienen el equilibrio, la velocidad mental y la habilidad que necesita todo equipo para jugar así. Uno de los aciertos de Del Bosque de hoy fue la inclusión de Pedrito. Perdón: Señor Pedro. El Niño Torres, acostumbrado al juego de Liverpool, nunca terminó de encajar en el juego de España en este Mundial. Y Pedro, de la cantera culé, entra como anillo al dedo. Y aporta, en menor medida, el desequilibrio que aportaría Messi si se hubiese nacionalizado español. Con su actuación se ganó un lugar en la final, pero esa fatídica jugada que podría haber definido el partido lo dejó marcado -!pasala nene¡. Y queda el guaje. Qué decir de un delantero que es goleador, que está donde tiene que estar y que además juega. No es nueve de área pero se cansa de hacer goles. Se tira atrás y sabe. Se tira a los costados y te encara. Lo tiene todo. España lo tiene todo. ¡Si hasta tiene a Cesc Fábregas en el banco!

Pero con toda esa magia, ese toque, ese juego exquisito y ese plantel, hoy podía quedar afuera. La historia la corría de atrás. Su primera semifinal, ante un rival que siempre llega -¡siete finales!- y con la mochila de candidata. Y el gran triunfo fue vulnerar todo eso. El mundo tendrá un nuevo campeón y será justo. Holanda justificará toda su historia -merece tener al menos un título- y España su gran presente futbolístico. Y el que gane, va a estar bien.

Pensá en Naranja

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La Naranja que no es tan mecánica ya está en la final. Tendrá una tercera oportunidad de levantar por primera vez la Copa del Mundo. Para llegar tuvieron que pasar un escollo que fue más de lo que pensaban. Uruguay triunfó igual, éste Mundial difícilmente se olvide.

De los tres equipos que llegaron a semifinales, seguramente Holanda hubiese elegido jugar con los uruguayos. Un equipo con pocas individualidades, un funcionamiento no muy vistoso ni muy ofensivo. Pero Uruguay supo complicarle el partido con lo que tenía. Todo arrancó de color naranja. Parecía que se lo llevaba por delante, que se venía la goleada. Tal vez los mejores minutos holandeses en todo el Mundial llegaron ahí. Pero una vez más, encontraron el gol con una jugada aislada al trámite del partido. Gio metió un zapatazo de película que se coló en el ángulo de Muslera. Pero con el gol se abrió el partido y los uruguayos salieron a buscarlo. Todo se transformó en un ida y vuelta que le dio la chance a los sudamericanos de acercarse a un empate que antes no imaginaban. Encima, después de una chilena de Martín Cáceres que terminó en la cara de De Zeeuw todo se puso un poco picante. Pero todo equipo tiene un emblema futbolístico. Y Forlán asume ese rol como debe. Agarró la bocha, enganchó y metió un bombazo que se metió con la ayuda de la ya famosa Jabulani. Tal vez Cachavacha sea el que mejor se lleva con esta pelota, mirando sus goles en la Copa. Así terminó el primer tiempo. Con un partido parejo, impensado en la previa y con el resultado empatado.

Para el segundo Holanda se jugó todo. Ingresó Van der Vaart, relegado por la recuperación de Robben, dejando en cancha cinco hombres netamente ofensivos. Sólo Van Bommel, de excelente partido, se encargaba de la marca en el medio. Sin embargo, la ventaja la encontraron, como casi en todos los partidos, en momentos clave. Porque eso tiene esta selección holandesa. No juega mejor que el rival, parece que hace lo justo y necesario, y te clava cuando menos te lo esperas. Y eso hizo hoy. Sneijder –a esta altura de lo mejor del Mundial, enganchó de izquierda a derecha y la puso (con rebote incluido) al lado del palo. Un golpe anímico para ambos. Unos para creer y otros para caer. Para colmo, tres minutos después Robben puso la cabeza para conectar de manera perfecta un centro de Kuyt: 3 a 1 y chau a la ilusión charrúa. Pero si hay algo que no pierden los uruguayos son las esperanzas. La garra que meten en cancha emocionan a cualquiera no importa cuál sea su nacionalidad. En inferioridad de calidad y habilidad, lucharon hasta el final. De tanto buscar, Pereira encontró el descuento pero ya era tarde. Pero, como dijo el Maestro Tabarez, si hay que perder de una manera, es preferible perder así. Dejando todo en la cancha.

Holanda ya está en la final. Ganó todos sus partidos –inclusive los de las eliminatorias- y tiene figuras que le responden de la talla de Sneijder y Robben. Un cinco completo como Van Bommel. Defensores fuertes y rápidos como Heitinga y Mathijsen. Un arquero casi desconocido –nos habíamos acostumbrado tanto a ver a Van der Sar- que aporta seguridad. Jugando bien, a veces con lo justo y necesario, llegó por tercera vez al partido definitorio. Primero se la quedó Alemania en su casa. Después nosotros acá. Ahora tendrá revancha, sea Alemania o España. La tercera puede ser la vencida.

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Se terminó lo que se daba. Lamentablemente para muchos, se dio una lógica inobjetable. Se puede ganar sin equipo hasta cierto punto. Y ese punto es este, cuando te cruzas con un equipo en serio. Al final, era como en el 2006, le pifiaron por 20 años…

Esto iba a pasar. Aunque para muchos no estaba claro, la primera ronda fue un mundo de fantasía. Ya se había visto el cambio ante México. Argentina no es un equipo, es un conjunto de individualidades. No es una cosa menor, es una virtud tener tantos jugadores de nivel. Pero cuando no están encendidos, no hay equipo que lo respalde. Y si enfrente tenés a Alemania, el resultado es lo que se vio hoy.

Diego fue necio en no cambiar. Parece fácil hablar con el resultado puesto, pero después del partido con los mexicanos dije todas las cosas que pienso ahora. Conservar a Maxi y Di María era dejar en soledad a un Mascherano que ya no es el que era. Ellos atacaron con todo lo que tenían. El doble cinco de Kedhira y Schweisteinger, el tridente de volantes ofensivos de Muller, Ozil y Podolski y el punta Klose. Mucho para una línea de cuatro muy vulnerable y un cinco solitario. Todo eso, avanzando en bloque y con una idea. Alemania sorprendió con su toque. Por momentos parecía España. Suena exagerado, pero salían jugando de abajo y renunciaban al pelotazo. Esta selección alemana no es lo que era.

Argentina fue todo lo contrario. Espero una genialidad de Messi que nunca llegó. El 10 fue el de acá y no el de allá. Fue el que nosotros conocemos, no el que nos cuentan los catalanes. Aunque nadie quiera decirlo, es un fracaso tan grande como el de Cristiano Ronaldo o Rooney. El de los cuarenta y tantos goles en la temporada se fue virgen del Mundial. Y sin hacer nada para doblegar la historia en el partido que había que hacerlo. Las individualidades nunca se despertaron y se pagó caro. Los volantes por afuera mostraron lo que venían haciendo. Los dos de arriba, se sintieron solos y poco buscados. Y si no funcionan esos no hay más. Todo lo que resta es defensivo. Los laterales no lo son y se nota. Otamendi hoy jugó gratis y Heinze es Heinze –eso ya es un clásico-. Demichelis conocía las casas y las familias de los alemanes. Nadie reaccionó. Amagaron en el comienzo del segundo, pero cuando cayó el 2 a 0 alemán todo quedó en nada. Los cambios –como dijo Claudio Paul Caniggia por Twitter- llegaron tarde. A mi criterio, Pastore tardó cuatro partidos en entrar al equipo. Pero sin equipo no se gana un torneo, se puede ganar algún partido. A Nigeria, Corea, Grecia… a Alemania no.

Se terminó el Mundial para Argentina. Y de la peor manera. Capaz sirva para que, una vez en la vida, Diego haga autocrítica. Lo dudo. Pero varias cosas quedaron en su lugar. Y algunos tendrán que pagar. Si llegaste a la Selección por atrás, te tendrás que ir por atrás. Y si te ganaste la 10 por atrás, la tendrás que devolver igual. El tiempo le da la razón a quién se la tiene que dar. A esperar cuatro años más.

Mundial, día 20: Un día de Locos

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La jornada de hoy fue casi hollywoodense. Con partidos excepcionales, finales tristes y felices. Remontadas, definiciones insólitas y protagonistas excluyentes. Héroes y villanos. Un día que tuvo de todo.

Brasil y Holanda jugaban una final anticipada. Hay dos maneras de leer el partido. Mejor dicho, y para que sea más entendible, dos tiempos. En uno, Brasil le dio una lección de fútbol a los holandés. En el segundo, le dio una lección de cómo perder un partido por cuenta propio. Los europeos jugaron como todo este Mundial. Con lo justo y necesario. El primer tiempo fue un monólogo carioca. Algunos dicen que los goles no se merecen y se hacen, pero Brasil mereció irse al descanso al menos tres goles arriba. En esa etapa se vio lo mejor de Brasil en todo el Mundial. Dominó, tocó, le mostró la pelota a Holanda y nunca se la dio. Felipe Melo se disfrazó de Riquelme y dejó solo a Robinho que definió bárbaro a la carrera. Pero les faltó un poco más de contundencia. Y en el segundo lo iban a pagar caro. Aunque el juego no cambió demasiado, el golpe anímico del empate derrumbó todo lo hecho por Brasil. En una misma jugada se desmoronó todo. Y el gol es una muestra perfecta. Un centro intrascendente que termina adentro porque Julio Cesar, el mejor arquero del Mundo, falló por primera vez. Y Melo, que había asistido en el gol, fue el que lo molesto para que todo termine el gol. Sneijder lo gritó como suyo, pero el tiempo le daría razones para gritar y más fuerte. Cómo la máxima anterior de que “los goles se hacen”, la de “dos cabezazos en el área es gol” también se cumplió. Casi sin buscarlo, y aprovechando la desesperación del rival, Holanda estaba en semifinales. Cómo en todo el torneo, sin hacer casi esfuerzo. Así, ganó los cinco partidos. Y Brasil, a mi humilde criterio el mejor del Mundial, se volvía a Sudamérica. Sólo quedó tiempo para ver la desesperación y la impotencia de los brasileros buscando el empate milagroso que nunca llegaría. Lo que sigo llegó, y complicó el doble las cosas, fue la expulsión de Felipe Melo, que fue héroe y villano de la jornada. La alegría tem fin. Brasil otra vez afuera en cuartos, Holanda sigue trepando.

Uruguay-Ghana sonaba a partido de primera ronda. Después de duelos como España-Portugal o mismo el de holandeses y brasileros, este partido sonaba a relleno. Despertaba el típico “vez, estos dos pueden llegar a semifinales y después Argentina y Alemania se eliminan entre sí”. Pero armaron un partido digno de una película de Hollywood. Si Spielbierg estaba en la tribuna, en un par de meses sale “Ghana-Uruguay, un partido de locos” en los mejores cines. Los uruguayos tenían que enfrentar a los siempre impredecibles africanos. Porqué o te pasan por arriba con su dinámica y velocidad, o pierden por pecar de ingenuos con algún fallo defensivo o un penal tonto. Ghana llegaba como único representante africano, con toda la presión que eso representaba. El partido fue bueno. Muntari abrió las cosas en el primer tiempo con un zapatazo que se coló con la complicidad de Muslera y Forlán lo empató de tiro libre con la ayuda de Kingson. Básicamente eso fue el match, con un mejor Ghana, embanderado en Gyan y con un Uruguay que intentó pero no pudo más que lo que hizo. Pero no me alcanzarían los caracteres para describir lo que fue el final del partido. Los ghaneses afrontaban su segundo alargue consecutivo y mostraban estar más enteros físicamente. Uruguay se defendía pero intentaba con alguna contra con Suarez y Forlán. “¿Para qué sirve el alargue? Que vallan directo a los penales” escuché por ahí mientras miraba el partido. El reloj marcaba 120 minutos. La pelota caprichosa iba de acá para allá en área charrúa. Suarez salva en la línea por dos y se transforma en héroe. El árbitro pita. Es penal, Luisito nos había engañado a todos salvando el gol con la mano. Roja y a las duchas. Gyan acomodó. El ghanes había sufrido un terrible golpe en el tobillo pero ahí estaba. Si Ghana estaba en esa instancia, con esa oportunidad de ser el primer equipo africano en llegar a semifinales, era gracias a él. El estallido en el travesaño y el festejo de Suarez camino al vestuario lo transformó en héroe, en el gestor de una vida más. Y Gyan, el gran héroe ghanes, tenía las manos en la cara y quería desaparecer. La tanda de penales ya no era lo mismo. Ghana la encaraba con un golpe anímico casi irremontable. Uruguay, como a quien se le da una segunda oportunidad. Forlán abrió la cuenta. El pobre Gyan la clavó con dolor en el ángulo. Muslera se hizo gigante y atajó dos. Maxi Pereira se la regaló a un familiar en la tribuna. Quedaba el quinto de Uruguay, el de la definición. Cuando divise quién estaba caminando hacía el punto penal sabía cómo iba a terminar la historia. No hace muchos meses, en una final entre Botafogo –su equipo- y Flamengo, la historia había sido muy similar. Ahora le tocaba definir la serie. Si el arquero lo hubiese conocido, si alguna vez hubiera oído hablar de ese loco que se le estaba acercando, el final hubiese sido diferente. Pero no. Sebastián Washington Abreu acomodó, tomó carrera y la picó. El arquero a un lado, la pelota adentro. El fútbol se rió. Y la gente, se paró y aplaudió. El loco lo hizo otra vez.

Hoy el Mundial nos regaló una jornada excepcional. La clasificación de película de Uruguay, con un final para el infarto y una resolución de locos. Lamentablemente para el fútbol, Brasil ya está viajando a casa, pero Holanda –espero- nos dé el fútbol que nos está debiendo. Mañana sigue todo, juega Argentina-Alemania y Paraguay-España. Pero eso ya es otra historia.

Mundial, día 19: Iberia es mía ¡joder!

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Ya están los mejores ocho. No hay más lugar para nadie. Se terminaron los octavos de final y todas las llaves de cuartos quedaron definidas. Hoy se sumó un sudamericano más. Cuatro de ocho, una cifra histórica. Y el duelo ibérico tuvo un claro vencedor en la cancha. Y una de las estrellas más marketineras del Mundial ya se volvió a casa.

Paraguay tenía una chance de oro. Es cierto que Japón venía de hacer un partido fantástico ante Dinamarca que había sorprendido a más de uno. ¿Pero qué rival mejor que este le podía tocar en Octavos? Era una oportunidad que no podía desaprovechar. Martino y sus muchachos no venían demostrando en cancha un gran fútbol. Por el otro lado, los japoneses habían sorprendido a todos con la pegada y lo enganches de Honda y compañía. Muchos vaticinaban una posible victoria nipona. Cualquiera podía ganarlo. Tanto unos como otros se sentirían con chances de lograr el triunfo y llegar por primera vez a cuartos de final. Pero en el partido no se vio nada de lo que había mostrado Japón en el partido anterior. Y Paraguay lo mismo que venía haciendo. Y, como no podía ser de otra manera, todo desembarcó en la primera definición por penales de la Copa. Y ahí la buena puntería paraguaya prevaleció sobre la de los nipones. Solo bastó convertir todos y que Komano le dé al travesaño para que Paraguay llegue por primera vez a los cuartos. Martino hizo historia. Y los sudamericanos siguen pisando fuerte en Sudáfrica.

Seguramente éste era uno de los partidos más atractivos de los octavos. No sólo por la calidad de los jugadores en cancha, sino porque además era un clásico. España y Portugal se cruzaban en un partido que olía a partidazo. Pero no fue así. Los españoles estaban ante una prueba de fuego. Eso que se dice como rendir un examen de coraje, mostrar que realmente están preparados y están a la altura de las circunstancias. Y aprobaron con creces. A pesar del ajustado resultado, le dieron un verdadero peludo a los portugueses. Les mostraron la pelota de acá para allá y no se la prestaron. No mostraron todo lo que tienen pero sí bastante. El gol es un claro ejemplo. Toques y toques. Un pase en cortada inpensado de Iniesta, un taco delicioso de Xavi y la definición del nuevo goleador, junto a Higuaín y Vittek, David Villa, el 7 bravo de este partido. Porque claramente CR7 no lo fue. Otra vez Cristiano quedó en el ojo de todas las críticas. Muchas exageradas por el odio que genera. Capaz por la forma de jugar o que se le cae la facha y saca provecho de eso, pero varios querían verlo fracasar. Y pasó. Pero España pasó una prueba de fuego y de carácter y ya está en cuartos. Y tiene, a priori, el cruce un tanto accesible. Hoy los españoles conquistaron la península ibérica, y ahora van por todo.

Ya quedaron todos los cruces definidos. Uruguay con Ghana, Argentina con Alemania en una semi anticipada, Brasil y Holanda en un partido que promete mucho y España con Paraguay. Ya solo quedan ocho candidatos. Cada vez queda menos.

Mundial, día 18: Con Brasil es Robben

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Hoy se dio la lógica. Como se viene dando desde que se terminó la primera ronda. Nadie podía dudar de los resultados que se dieron hoy. La diferencia de jerarquía entre unos y otros era abismal. Algunos más ajustados, otros más holgados, salieron a relucir su chapa de candidatos. Y siguen avanzando.

Primero le tocó a Holanda. Como viene siendo costumbre en este Mundial, los holandeses no dan más de lo que necesitan. Ganan y listo. No se florean ni golean. Pareciera que hacen lo justo y necesario. En algún momento tendrán que acelerar, pero por ahora les alcanza. Hoy el rival era inferior. Al margen de haber dejado afuera a la actual campeona Italia, Eslovaquia no podía hacerle demasiada fuerza a Holanda. El partido no fue tan desparejo como los nombres lo indicaban pero casi en ningún momento los naranjas se vieron desequilibrados. La buena noticia del lado de Holanda era que Robben debutaba como titular. Y es un jugador diferente. Tanto, que la primera que tuvo, la mandó a guardar. Hasta ahí el partido era parejo y los eslovacos venían aguantando bien el partido. Pero Arjen la agarró parado de 7, encaró hacia el medio a lo Messi y la puso abajo en el primer palo. Las diferencias están en las individualidades. Y Holanda las tiene. Sneijder, Van Persie, Robben, Van der Vart, Kuyt. Nombres que pesan ante una selección debutante en Mundiales. Después, el 10 liquido la historia a poco del final. Sólo quedó tiempo para que Vittek se despida como goleador del Mundial hasta el momento, con un penal perfectamente ejecutado. Un resultado ajustado pero justo. Holanda llega a cuartos casi sin esforzarse. Pero ahora tiene que reaccionar en serio.

Porque se viene Brasil. Hoy los brasileros dieron una muestra de cómo se tiene que jugar a esto. Como si fuesen ellos los que inventaron el deporte. Bielsa es un gran técnico. Tengo que admitir que no me gusta pero lo respeto –me dio mucho lastima sus expresiones de decepción-. Pero contra un Brasil enchufado no se puede. La diferencia de jerarquía entre unos y otros era abismal. Ningún jugador chileno estaba a la altura del peor jugador brasileño. Alexis Sanchez es un gran jugador –y me gusta mucho- pero Lucio se la sacaba como a un nene. Hablar de Lucio es palabra mayor. Es más que un central. Asusta en la marca, impone a la hora de anticipar, gana de arriba y sale como una tromba con la lanza en la mano cuando recupera. Si no es el mejor central del mundo, pega en el palo. Ese es uno de los grandes méritos de esta selección. Porqué el poderío ofensivo no sorprende. Los equipos brasileños siempre se caracterizaron por tener grandes delanteros y creadores de juego, con laterales que penetran defensas a toda velocidad. Pero ahora le agregaron una solidez defensiva que antes no tenían. Lucio y Juan hacen una dupla impasable, y si llega a pasar alguien, atrás la figura de Julio Cesar parece impenetrable. Un equipo equilibrado en todas las líneas y con la cuota de fantasía y eficacia que tienen todos los equipos cariocas. Nunca una primera ronda de Brasil es vara para medir nada. Un partido como el de hoy sí. Y ahora confirmaron que están para grandes cosas. Chile aguantó 30’ hasta que el cabezazo de Juan rompió el hielo. De ahí en más, ya no quedaban chances para los de Bielsa. Luis Fabiano aumentó con una jugada en la que hicieron todo bien. Kaká puso una asistencia justa y el nueve demostró que está a la altura. Robinho –de modesta actuación-liquidó todo con un derechazo con rosca en el segundo tiempo. Podría haber sido más. Y debería, porque la jugada de Bastos -¿de dónde salió este crack?- en el último minuto con doble sombrerito tenía que terminar en gol, pero no fue. Hay algo que define perfecto la variedad y el recambio que tienen los brasileros. Hoy no jugó Elano. En su lugar jugó Dani Alves, el 4 suplente –que no juega porque adelante tiene a Maicon, sin dudas el mejor del mundo en su puesto-. Y el de Barcelona fue el conductor del equipo y la figura. Sí, el que entró de suplente y es lateral derecho, se puso de armador y llevó los hilos del partido. Eso es Brasil

Se dio la lógica y en cuartos se viene un partidazo. Brasil y Holanda van a reeditar, una instancia antes, las semifinales de Francia ’98. Ya van quedando pocos. El Mundial se está poniendo lindo.

Las coincidencias eran con el 2006

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Se viene otra vez Alemania. Pero para eso, primero se vino México. Todo como en el 2006. Tanta comparación con el ’86 en vano. ¿Esto complica los planes místicos de Diego y compañía? No creo. Hablando un poco en serio, Argentina hizo un modesto partido en el desarrollo pero excelente en el resultado. No voy a caer en el halago desmesurado. Al contrario, voy a remarcar tanto lo positivo como lo negativo –que es mucho- del partido y de cara al choque de cuartos.

Desde el vamos me parece que hay un error. Cederle el protagonismo a una selección inferior me parece erróneo. Pero esta argentina juega así. En la primera ronda eso no se había visto porque los rivales estaban muy por debajo del nivel nuestro. Pero hoy, contra un equipo más armado pero todavía menor, Diego ya mostró lo que venía mostrando antes. Darles la pelota a ellos y esperar que se equivoquen. Hay algo que hace perfecto y es la presión. Es riesgoso ir tan a arriba a presionar a los rivales, porque si te pasan, estás muerto. Pasó muchas veces y ahí se vieron las llegadas de los mexicanos, que encaraban en manada a un solitario Mascherano que no paró a casi nadie. Pero también de esa manera vino el segundo tanto. Pipita aprovechó el error, y emuló su gol en aquel superclásico con Boca que le valió la tapa de todos los diarios. Y ahí hay dos cosas. La positiva es la manera de presionar y el resultado de la misma. Lo negativo es que si superan esa barrera, el equipo está desnudo y vulnerable. Y Alemania no perdona.

El arquero es el gran triunfo de Diego. Fue el partido que más le llegaron y respondió. Calculó mal en el primer tiro de Salcido –que se canso de patear- pero después se lo vio seguro siempre. Es importante para el equipo saber que si te llegan, tenés un arquero seguro a tus espaldas. Y Argentina lo tiene.

Volvió la línea de cuatro centrales. Pero Demichelis sigue flojo. Burdisso pide pista para hacer dupla con Samuel. Heinze es Heinze. Y Otamendi fue más que Jonás pero menos que lo que necesita Argentina en el lateral derecho. El gol mexicano es un golazo pero es evitable. Martín está lento y se notó. Después, Chicharito –que ojo tiene Ferguson- hizo el resto. Pero a esa altura, estaba todo definido. Alemania te ataca con cuatro –Ozil, Muller, Podolski y Klose- y Argentina defiende con cinco –sumando a Javier-. Es casi un mano a mano, con jugadores que están teniendo un gran Mundial. Por eso hay que ajustar la línea de volantes.

El medio está falto de equilibro. Maxi y Di María no aparecen ni en ataque ni defensa. Mascherano sufrió la soledad en el centro de la cancha y vio pasar a mucho mexicano, que cuando sean alemanes puede terminar en gol. Sin los dos volantes ofensivos enchufados –Diego poné a Pastore-, Messi tuvo que retroceder mucho y agarrar la pelota muy lejos del arco. Así no sirve, y menos si no se la quiere tocar a nadie. El punto positivo fue Tévez. Hoy se le dio todo. A pesar del grosero error del lineman en el primer gol, Carlitos estuvo siempre dónde tenía que estar. Y el zapatazo en el segundo hizo olvidar un poco el de Maxi cuatro años atrás, con todo lo que eso implica. También es meritorio lo de Higuaín, atento y letal. Pero depender de individualidades es peligroso. Porqué si tienen un mal día, no hay equipo que los respalde. Hoy le tocó un mal día a Messi y lo respaldo el Apache. Pero no un equipo.

No es que todo haya sido negativo. Pero es fácil tirar flores cuando el equipo gana. Hay que analizar todo. Lo bueno y lo malo, de cara a un choque nada fácil. Alemania viene de hacerle cuatro a Inglaterra en un resultado histórico. A pesar del gol no cobrado a Lampard – ¿pasada de factura 44 años después?- los alemanes les dieron una clase de fútbol a los creadores del deporte. Solidez, practicidad y efectividad. Alemania contragolpeó perfecto. Sus volantes son simples y ejecutan todo a la perfección. Klose tiene el arco entre ceja y ceja. Muller ya dejó de ser una promesa y Podolski es un pequeño veterano. Y qué decir de Ozil, el que nadie tenía en los papeles y juega como los dioses. Pero Argentina tiene con qué. Claro que tiene que mirar para dentro y ver los errores y corregirlos. Las individualidades las tiene, eso está claro. Y entre ellas, al mejor de todos. Y eso no es poca cosa a la hora de una definición clave. El viento está soplando a favor como pocas veces en los mundiales y tienen que aprovecharlo. El sábado muchos van a jugar el partido más importantes de sus vidas. Y lo van a ganar si lo juegan como tal.